En el paraíso, la humanidad actúa por primera vez sobre la naturaleza. La "cultiva" hasta hacerla urbana. Pero ese dominio descansa en una primera "relación", que se establece entre hombre y mujer, y permite luego someter el cosmos a la cultura.
Este proyecto surge como la necesidad de explorar el valor plástico de la "relación", frente al clásico "tema". Pese al aparente realismo de los cuadros, lo importante no es la representación de una realidad sino la expresión de tensiones y contactos. Por eso se ha elegido un sistema de dípticos, que desde su mismo formato se incorporan a ese balance de conexiones. La complementariedad hombre-mujer también ayuda a investigar contrapuntos de posturas, miradas y encuadres.
