Este proyecto surge en dialéctica con las esculturas de madera policromada del Museo Nacional Colegio de San Gregorio de Valladolid.
La acción humana da forma a la madera. Primero cuando se manipula la naturaleza hasta hacerla paisaje urbano, con la disposición artificial de elementos naturales y después con su contemplación premeditada. La geometría hace así acto de presencia. Pero la naturaleza también da forma a la ciudad, interfiriendo con sus ramas, ocupando sus espacios libres o decorando nuestros escenarios sociales. Esta convivencia da lugar al estado intermedio de las plantaciones y viveros, donde los árboles todavía viven, pero sometidos a reglas, zonas acotadas, sujetos por lazos, etiquetados para su gestión.
La madera está viva mientras es árbol. Cuando llega a las manos del hombre ha muerto, pero sólo momentáneamente, porque el artista le dará nueva existencia. La madera, en vez de ser tallada o recibir la policromía, se convierte en tema pictórico. Se transforma en objeto artístico por la sutil acción humana de ser mirada y representada.
Estos cuadros pretenden reflexionar sobre la pintura como esa "otra" naturaleza mediada por el hombre. Una incisión, la metereología o un encofrado de hormigón, comienzan a pigmentar la madera. La técnica del óleo con veladuras sirve aquí, para cubrir su piel, no como hacen la policromía o los agentes atmosféricos, sino para representar los matices de su propia superficie.
Valladolid 2010
La acción humana da forma a la madera. Primero cuando se manipula la naturaleza hasta hacerla paisaje urbano, con la disposición artificial de elementos naturales y después con su contemplación premeditada. La geometría hace así acto de presencia. Pero la naturaleza también da forma a la ciudad, interfiriendo con sus ramas, ocupando sus espacios libres o decorando nuestros escenarios sociales. Esta convivencia da lugar al estado intermedio de las plantaciones y viveros, donde los árboles todavía viven, pero sometidos a reglas, zonas acotadas, sujetos por lazos, etiquetados para su gestión.
La madera está viva mientras es árbol. Cuando llega a las manos del hombre ha muerto, pero sólo momentáneamente, porque el artista le dará nueva existencia. La madera, en vez de ser tallada o recibir la policromía, se convierte en tema pictórico. Se transforma en objeto artístico por la sutil acción humana de ser mirada y representada.
Estos cuadros pretenden reflexionar sobre la pintura como esa "otra" naturaleza mediada por el hombre. Una incisión, la metereología o un encofrado de hormigón, comienzan a pigmentar la madera. La técnica del óleo con veladuras sirve aquí, para cubrir su piel, no como hacen la policromía o los agentes atmosféricos, sino para representar los matices de su propia superficie.
Valladolid 2010
